En los momentos libres que una tiene, que no son muchos en la vida de una estudiante, debo decir que acabo pensando en cosas peculiares, por ejemplo hace unos días me vengo preguntando porque cuando era niña no dedicaba tiempo a leer comics, muchos niños lo hacían y yo, en cambio, no.
Pero hablando con mi padre me recordó que esto no era del todo cierto, me dijo:” Abre el último cajón del escritorio, allí encontrarás algo que te sorprenderá pero que recordaras fácilmente, y así ha sido, lo he abierto y allí estaba el comic, la edición especial de Zipi y Zape de 1980, recuerdo que me lo compro mi padre en una feria de antigüedades, y aunque apenas había leído comics, ese me encantó. No sólo había historias de Zipi Zape, sino otras muchas como El Profesor Tragacanto, Roquita, El Capitán Barbaloca, Rompetechos, etc.
Pues bien, estos me gustaron muchos pero luego en una revista siempre veía una serie cómica que salía semanalmente y que me hacía especial gracia, se trataba de las peripecias que vivían los inquilinos de un edificio, quizá os suene se llamaba 13, Rue del Percebe, de Francisco Ibañez.
En cada entrega suelen aparecer los mismos personajes, aunque a veces también aparecen algunos nuevos. Os explico los más importantes: En la azotea vive un moroso al que sus acreedores persiguen continuamente, en cada entrega vemos como se las ingenia para evitarlos. En la tercera planta, tenemos dos pisos, en uno vive un ladron de cosas inútiles al cual su mujer siempre riñe, y al lado vive una mujer con tres hijos de los más traviesos, siempre hacen alguna travesura, muy parecido a los hermanos Zipi y Zape. En la segunda planta también hay dos pisos, en uno vive una anciana amante de los animales y de hecho cada dos por tres tiene una mascota nueva, a cual más peculiar…Al lado, habita un profesor creador de monstruos, que fue sustituïdo porque el único que podía crear vida era Dios, entonces por un tiempo estuvo deshabitado y luego llegó un sastre con poca habilidad para la aguja y el hilo. En el primer piso, tenemos a un veterinario incompetente y al lado, a la dueña de una pensión que siempre está superpoblada. Y por último, en la planta baja tenemos la tienda de ultramarinos de Don Senel, que siempre intenta engañar a sus clientas y a la portera, una mujer bastante cotilla. Enfrente del edificio, en una alcantarilla, vive Don Huron, inquilino de la dueña de la pensión. Además, a veces también aparece Rompetechos y el ascensor siempre sufre alguna que otra calamidad, así que casi es un personaje por derecho propio.
Como veis es una serie de lo más divertida, quizá los personajes no son lo más educativo, porque aparecen ladrones, profesionales no muy competentes, y dependientes estafadores, pero simplemente se trata de chistes que te hacen pasar un buen rato, a veces lo que le sucede a un vecino implica a todos los demás. Y bueno…se reflejan las aventurillas de los vecinos de una comunidad, que al fin y al cabo, en la vida real una comunidad de vecinos también es un meollo de gente y problemas, evidentemente no tan peculiares como estos pero bueno, ya se sabe es ficción y todo vale.
Para mi es una serie que, aún no ofreciendo una lección de ética, en cierta forma es una crítica a la sociedad de la época, y evidentemente está, sobre todo, dirigida a personas adultas. Y cumple su función perfectamente: entretener con chistes ingeniosos.
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